Sangre y lucha democrática en Poza Rica
Así como en todo el país se ha recordado y engrandecido la memoria del movimiento estudiantil de 1968, en la ciudad petrolera de Poza Rica se conmemora cada año, en octubre, el recuerdo de otra lucha histórica democrática que fue aplastada por una terrible y sangrienta represión: la llamada “Matanza de Los Goyos”. Y que también debe ser considerado como un movimiento precursor de las luchas libertarias en contra del sistema autoritario mexicano.
Hace sesenta y cuatro años, Poza Rica se cubrió de luto, debido a que las aspiraciones democráticas del pueblo se vieron frenadas por una sangrienta y brutal represión del grupo caciquil local, encabezado por el entonces principal directivo regional de Pemex el ingeniero Jaime J. Merino y el líder sindical Pedro Vivanco.
En aquella lejana tarde del seis de octubre de 1958 varios miles de pozarricenses habían salido a las calles de la ciudad para protestar en contra de un descarado (uno de tantos) fraudes electorales, por medio del cual Merino y su camarilla intentaban imponer a un oscuro y mediocre personaje cómo presidente municipal. Casi cuando estaba por concluir la marcha de inconformidad, y justo en el momento en que la parte posterior de la columna humana pasaba aun lado del edificio sindical de la sección 30, un grupo de pistoleros del clan merinista-vivanquista atacó arteramente y a mansalva a los manifestantes disparándoles con pistolas y ametralladoras.
En la calle quedaron tirados varios muertos y decenas de heridos. El saldo real de este hecho sangriento, a la fecha, no se conoce. Y aún se discute mucho sobre la cifra exacta de los fallecidos en aquella triste ocasión. Mientras los merinitas hablan con desprecio de “uno o dos muertitos”, los opositores del cacique señalan que fueron varias docenas de asesinados, y ciertamente algunas crónicas periodísticas de la época calculan que eran “cuando menos veinte las personas que murieron como consecuencia de la terrible balacera” (1).
Para entender esta historia debemos señalar que Poza Rica era en los años posteriores a la Expropiación Petrolera, el gran centro productos de petróleo del país, y debido a ello, el sistema priísta había desarrollado una política de control del movimiento sindical de este enclave, promoviendo la corrupción, el corporativismo y la represión en el organismo sindical local (Sección 30 del STPRM).
Vale la pena señalar que Poza Rica era un centro petrolero de la mayor importancia en aquel tiempo de la posrevolución. Aquí se concentraba más del 60% de la producción petrolera nacional, y debido a eso el estado mexicano tenía gran interés en mantener un férreo control político en la región. Y una forma de someter al otrora movimiento sindical petrolero contestario e independiente de la era cardenista, era mediante la formación y consolidación de un fuerte cacicazgo regional.
Frente a esta situación, un grupo de petroleros democráticos, se unieron a personajes del magisterio, sectores de la clase media y amplios segmentos de los grupos pobres de la pujante urbe petrolera. Estos elementos decidieron forman un partido local, para buscar frenar las múltiples tropelías y represiones violentas que sufría la población pozarricense en aquella era de cacicazgos de mano dura. Dicho órgano político fue el Partido Demócrata Pozarricense, quien postuló, en la coyuntura municipal electoral de 1958, al doctor Fausto Dávila Solis, como su candidato a la alcaldía local.
Debido al éxito de esta candidature, los pistoleros de los caciques dispararon en contra de los ciudadanos que exigían democracia, Libertad política y freno a la corrupción y a la repression.
El resultado fue una matanza, que se convirtió en un importante antecedente de 1968, y de las posteriors luchas democráticas de México.