Reseña

En este conjunto de 35 narraciones, que en gran medida constituyen imágenes de la vida de estos investigadores dedicados al quehacer arqueológico, se propone la necesidad de recuperar la importancia de los contextos personales, lo que puede permitir entender el desarrollo del conocimiento humano. Resulta significativo que, en particular, los arqueólogos enfaticen la recuperación de los contextos en que registran las evidencias, pero en múltiples ocasiones dejan de lado la referencia a las propias condiciones sociales en que desarrollan su trabajo.
A pesar de su esperada diversidad, las narraciones presentan algún tema central, lo que permite agruparlas en cuatro apartados que fueron nombrados: “Interiores”, “Entrecruce de miradas”, “Contextos” y “Visión de conjunto”. En estos 35 relatos se encuentran estilos, palabras, tiempos y escenarios diversos en que los autores reconocen y muestran, a manera de fotografía, los cambios sociales a través de sus historias íntimas, eventos cuyo centro radica en reconocer que en gran medida la labor radica en decisiones de toda índole que nos rebasan, y se dan a conocer con la esperanza que estas historias conduzcan a reflexionar más allá de los hechos concretos narrados y más allá de esas circunstancias cambiantes. La propuesta radica en que se dialogue. La Arqueología y las disciplinas con las que convive dan voz a los que ya carecen de la posibilidad, y en ellas, paradójicamente, hay muchos silencios, muchas veces autoimpuestos. Cada narración es una historia que se puede deshilar por múltiples líneas, en la que imperará el juicio y valores del lector.