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ISBN 978-607-8858-82-8

Matacapan: una ciudad del clásico y su relación con Teotihuacán

Autor:Ortiz Caballos, Ponciano
Santley, Robert Steven
Editorial:Universidad Veracruzana
Materia:Sociología y antropología
Público objetivo:General
Publicado:2023-01-06
Número de edición:1
Número de páginas:418
Tamaño:18.5x23cm.
Precio:$400
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Hace unos 1700 años, un grupo de extranjeros provenientes del Valle de
México se adentró a lo largo del valle del río Catemaco ubicado en la
parte oeste central de la sierra de Los Tuxtlas en el sur del estado de
Veracruz, México.
Lo que encontraron no se parecía en nada a su árido terruño del centro
de México, aunque ambos lugares estaban rodeados y enmarcados por volcanes; Los Tuxtlas les ofrecía un ambiente tropical exuberante y fértil.
Un milenio después, según las crónicas, los Colhua-Mexica de la Triple
Alianza llamaron a esta región el “Tlalocán”, la tierra de la lluvia y la humedad.
En términos euroamericanos contemporáneos o como una analogía,
sería la tierra prometida “donde mana leche y miel”. Una zona rica en los
cultivos de maíz, algodón, cacao y diversas frutas; animales como jaguar,
lagarto y venado y el radiante plumaje de aves; flora y fauna fecundas tan
apreciadas en toda la Mesoamérica precolombina.
Sin embargo, la que sería la nueva casa o residencia de este intrépido
grupo que salió de su tierra y emigró al Sur ya estaba ocupada por dos
poderosas y distintas entidades políticas: en la comunidad que ahora llamamos Teotepec, ubicada al este, en la orilla del lago Catemaco y en el centro, conocido como Totocapan-El Picayo, al oeste cerca de la actual Santiago Tuxtla.
Cabe mencionar que, según estudios realizados, una erupción volcánica
fue la causa del abandono de casi toda la parte superior del valle del río Catemaco, alrededor de los años 200-300 d. C., pero sin un efecto significativo en Teotepec o Totocapan-El Picayo.
Así bien, en esta tierra relativamente desocupada, aunque fértil y prometedora, el grupo de colonos establecieron su propio asentamiento, imponiendo poco a poco su presencia ideológica y política, prevaleciente durante los siguientes seiscientos años del periodo Clásico (ca. 300-900 d. C.).
Precisamente, la presente investigación cuenta la historia de estos pobladores, apoyándose en una de las evidencias más importantes disponiblespara los arqueólogos: los artefactos hechos de arcilla. Los capítulos queconforman la obra incluyen no solo los recipientes de cerámica que rápidamente vienen a la mente, sino también todos los objetos de su importante parafernalia ritual, sin duda utilizados tanto dentro de la humilde casa, como en las celebraciones de gran pompa de toda la comunidad.

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