Absurdos de días sin pausa
Un charco, la noche, un viñedo, una cabaña, una cama inválida, un absurdo crimen nocturno. En este poema de largo aliento, Uriel Gómez recrea los pormenores de una pasión y su desenlace, auxiliándose de las cosas y las formas para sepultarla. Inmersión en el absurdo bajo una métrica dispar aunque consonante y musicalizada. Testimonio de días marcados por el sin sentido del amor que se yergue en monotonía y desemboca, en círculos de la memoria, en este caso, bajo los auspicios de un charco de agua.