Corazón habitado
Antología poética
Nacido en tierras donde la luz de la noche era de aceite y el pan tenía el color de las piedras, todo exceso me parece una falta de gusto, todo lujo, una falta de generosidad.
Desde pequeño, de abundante conocí el sol y el agua. En ese tiempo, que no fue solo de pobreza por estar lleno del amor vigilante y sin fatiga de mi madre, aprendí que pocas cosas hay absolutamente necesarias. Son esas pocas cosas que los mismos versos aman y exaltan. La tierra y el agua, la luz y el viento se consustancian para dar cuerpo a todo el amor del que mi poesía es capaz.
Nunca conseguí separar la poesía del habla. La poesía, tal como la concibo, rente ao dizer, fue siempre para mí la manera de hablar con un amigo.