Reseña

Nos la arrebataron en diciembre de 1980, pero 38 años después, un 15 de noviembre de 2018, Alaíde Foppa —poeta, traductora, feminista y defensora de los Derechos Humanos— renació en forma de biblioteca…

Aquí buscamos promover la formación de vínculos afectivos y respetuosos entre personas y materiales de lectura (no sólo libros). Queremos que nuestrxs usuarixs siempre se sientan cuidadxs y a salvo en nuestra compañía, que tengan la seguridad de que estaremos ahí para escuchar y ofrecer las herramientas necesarias para preservar sus memorias y transformar sus horizontes siempre que nos necesiten.

Y además, adoramos los cómics. La narrativa gráfica, en sus diversas manifestaciones, nos permite explorar lecturas profundamente viscerales debido a su carácter visual que no sólo se observa, sino que se atestigua, de manera que no pasó mucho tiempo para que la idea de un cómic de Alaíde Foppa se convirtiera en una necesidad. Sin embargo, no queríamos que las personas escucharan su nombre o vieran su imagen y pensaran que se trata de otro personaje histórico abstracto cuya historia se relata de manera lineal, sino que la reconocieran como una persona compleja y con una entrañable perspectiva sobre su propio cuerpo y afectos.

Porque la memoria no funciona en línea recta —regresa, se expande, se replica, se refleja, se desvanece y late— era claro que debíamos abordar su persona y su obra desde un lugar corporalmente identificable, para que las lectoras sintieran que se leen y observan a sí mismas y que la vieran a ella como una persona viva de quien pudieran ser amigas y a quien quisieran abrazar y defender. Desde el diálogo poético-gráfico en formato grapa, esperábamos que fuera una obra que ofreciera acompañamiento y despertara ternura, que las páginas fueran tan hospitalarias que dieran ganas de contemplarlas y habitarlas por mucho tiempo, como esos recuerdos que revisitamos una y otra vez porque nos consuelan, nos protegen y nos guían. De ahí que Ely Galvar fuera la elegida para transformar las nociones e ideas en imagen, carne de luz.
Cada capítulo retoma fragmentos de diferentes poemas de Elogio de mi cuerpo (1970) que se alternan con pensamientos periféricos que orbitan el sentido de cada verso hasta encontrarse con “Ella se siente a veces…”. Así, albergamos la esperanza de que muchas lecturas hagan que las personas se sientan un poco más fuertes, que puedan ver sus fotografías y sepan que, en los momentos de mayor soledad, una mujer siempre las acompaña, una mujer que se vuelve familia porque nos elige y porque la elegimos en cada cambio de página.