Ciruela Amarilla
Ciruela Amarilla es un monje oriental. Vive en un monasterio en las montañas. Es también un poeta y un calígrafo. Su labor en el monasterio es ocuparse de un jardín de piedras y arena frente al que sus hermanos se sentaban a meditar. Escribe poemas que los sorprenden por su profundidad. Y, sin quererlo él, su fama de buen poeta llegó un día hasta los oídos del emperador. Éste, que vivía apesadumbrado por la muerte de su amiga predilecta, le pide que venga a su palacio. Le encarga cuidar su jardín. Ahí, Ciruela Amarilla aprende a nombrar y cuidar las plantas, principalmente una gran variedad de flores nuevas para él. Y escribe poemas que alivian la tristeza del emperador. Un buen día, ya viejo, Ciruela Amarilla sabe que es tiempo de regresar a su monasterio, a su jardín de arena y piedras. Entrega todos los poemas que había escrito, junto con los pinceles y la tinta. Obtiene el permiso para marcharse y vuelve contento a su monasterio en la montaña.
A lo largo de la narración, que se va hilvanando con una prosa sencilla, se incorporan los poemas escritos por el monje. Éstos siguen de cerca la estructura del haikú japonés. Las ilustraciones, realizadas en papel, establecen un diálogo con las imágenes que surgen de los poemas.