En las prisiones de China
La vida de Rosa Hu
Viendo las cosas de modo muy humano, hay personas que tienen mala suerte en la vida, y parece que los elementos se unen para hacerlos sufrir. Y viendo así las cosas, Rosa Hu es una de esas personas: tenía veintitantos años cuando China se volvió marxista, bajo el brutal y cruel gobierno de Mao-Tse-Tung. Rosa Hu era católica, recién bautizada, y de una familia adinerada. Por lo tanto, sospechosa a los ojos del Partido Comunista.
Podemos adivinar el resto: persecución, juicio, condena, prisión campos de trabajos forzados y acceso imposible a los sacramentos de la Iglesia. Pasó veintiséis años detenida, en condiciones a veces inimaginables. Vacilamos tanto en evocar lo peor, que preferimos que nos lo cuente la pluma de la propia víctima.
Pero aquí está la maravilla de la gracia: mientras tantos cristianos se mostraban débiles y comprometidos con el nuevo poder, otros, entre ellos Rosa Hu, recibiendo una fuerza de arriba, fueron fieles y aceptaron aquella cruz de peso inaudito, llevándola con la frente alta, el alma recogida y la alegría en el corazón, y esforzándose por subir por la senda del Calvario.
Este testimonio conmovedor no puede dejar indiferente al lector.