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ISBN 978-607-27-1827-2

Historia de la colonia Morelos

Autor:Moyeda Mendoza, Candelario
Editorial:Universidad Autónoma de Nuevo León
Materia:Relatos colectivos de acontecimientos
Público objetivo:General
Publicado:2022-10-04
Número de edición:1
Número de páginas:100
Tamaño:14x21cm.
Precio:$120
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Es un honor y un gusto para mí prologar el libro Historia de la Colonia Morelos In memoriam a la labor comunitaria del Sr. José Moyeda Álvarez, autoría del ingeniero Candelario Moyeda Mendoza.
Comparto con el autor su pasión por la historia, disciplina que permite abrir las portezuelas del baúl, continente de hechos que marcan la vida de una comunidad. Y con mayor razón al tratarse de la historia de la Ciudad de Monterrey, porque el todo es la suma de sus partes, y la historia de la colonia Morelos es parte imprescindible del rompecabezas histórico de nuestra metrópoli.
Los primeros barrios se formaron con el gobernador Martín de Zavala (1597-1664) como fracciones del núcleo de la ciudad. De población heterogénea y catadura común -Barrios de alfareros, del aguacate, de arrieros-. Originalmente ricos y pobres vivían en el mismo barrio, incluso con algunos servicios comunes como los religiosos o su día de Mercado, pero el grueso de los servicios, es decir, educación, seguridad, compras mayores, y servicios religiosos mayores, como las bodas, dependían de la ciudad.
A finales del Siglo XIX, compañías británicas y norteamericanas que estaban instaladas en la ciudad erigieron algunas colonias de estilo sajón. Eran conjuntos habitacionales para sus empleados de primer nivel, como la ASARCO (American Smelting and Refining Company) que estableció un fraccionamiento para que vivieran sus ingenieros y administradores. Así que la sociedad regiomontana, competitiva siempre, construyó colonias como el Obispado y la María Luisa para las familias acomodadas. Los Centros de trabajo determinaron también la ubicación de nuevos asentamientos, estableciéndose colonias en predios cercanos a las plantas metalúrgicas, fábricas de cerveza, de refrescos, de cemento, industria textil, manufactureras de artículos metálicos, y de productos alimenticios. Los colonos eran obreros, en su mayoría migrantes, y también hubo algunos asentamientos irregulares.
Además, la instalación de ciertas instituciones en los años cuarenta transformó a sus solares vecinos en colonias. El Hospital Civil -hoy Hospital Universitario-, la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Nuevo León, y la Nueva Penitenciaría del estado, propiciaron la creación de asentamientos humanos aledaños. Lo mismo sucedió con la empresa privada Cigarrera La Moderna que se levantó en 1936.
La colonia Morelos, que este libro pormenoriza su historia, se fundó sobre la carretera (hoy Ave. Rodrigo Gómez) que unía la ciudad con el Penal del Topo Chico. La infraestructura hidráulica y eléctrica que se arrastró hasta la Penitenciaría posibilitó la incorporación de esta Colonia a las redes de estos servicios. Desde luego que para concretar su conexión se tuvieron que realizar prorrogados esfuerzos que encabezó don José Moyeda Álvarez.
Porque la adversidad prende luces que la prosperidad sofoca y, el señor Moyeda Álvarez, dueño del don de la persistencia, convenció a dos sensibles presidentes municipales de Monterrey, los ingenieros César Lazo Hinojosa, y Gerardo Torres Díaz, de las ventajas que obtendría la Ciudad al impulsar el desarrollo de la Colonia. En su momento, cada uno lo entendió e hizo lo necesario para alcanzar el nivel actual. El crecimiento de la colonia Morelos fue paralelo al de Monterrey. La época del “Milagro Mexicano”, caracterizada por el trabajo organizado combinado con una férrea voluntad, fue el marco socio económico para que, en 1943, se iniciara la venta de lotes de la colonia Morelos, bajo el esquema de urbanización progresiva, es decir, sin contar aún con los servicios básicos, acaso sólo con el agua de algunas norias y unas cuantas llaves comunitarias.
Pero eso no arredró a sus primeros colonos que tenían almas de acero, pues la falta de servicios básicos en las viviendas puso a prueba su carácter. La paciencia y el trabajo fueron rindiendo sus frutos; de la mano del gobierno municipal y gracias al empeño de los vecinos, fueron introduciéndose uno a uno los servicios públicos, hasta alcanzar su estatus actual. La colonia Morelos tiene ahora muy buen nivel de urbanización, de vialidades pavimentadas, amplias banquetas, alumbrado público, y sus conexiones a las redes citadinas de agua, drenaje, y gas natural. Hubo otros problemas que se fueron superando, como el pandillerismo, la ausencia de escuelas y la falta de espacios deportivos, hicieron que los jóvenes se decantaran para la violencia. Este libro relata la historia particular de la Colonia Morelos, de sus actores, de su vida cotidiana, y es además una atalaya para ver desde otro ángulo la historia reciente de nuestra ciudad. Una historia con visión humanista, enriquecida con la experiencia y recuerdos de numerosos vecinos.
La Historia de la Colonia Morelos es una obra que retrata a muchos regiomontanos que son producto del trabajo y del esfuerzo. Estoy convencido que evocará recuerdos en los mayores, y servirá de ejemplo a los más jóvenes. (Leopoldo Espinosa Benavides. Cronista de la Ciudad.)

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