Fuego ardiente
Es mejor, siempre, romper, sólidamente, las nefastas ataduras que se entretejen en la mente, de modo que se pueda salir del fango de lo inconsciente.
El verdadero amor no se divide; con él se vive hombro a hombro, no en abstracciones ni en abatimiento. ¡Nadie!; nadie puede retener a una persona cuando ésta tiene la necesidad o el deseo de separarse; su voluntad debe ser respetada: no desea seguir con la pareja; ¿Quién puede obligar a no separarse?.
El impacto emocional ocasionado por un divorcio puede caer como si fuera un bacalao envenenado, afectando al individuo en una tétrica sensación de vacío; vacío formado por descargas de oscuros pensamientos; mas todo debería continuar de la mejor manera posible, generando lo grato, lo bello, lo jubiloso y lo benéfico para uno mismo y para el prójimo, sin excepción alguna; ante el drama de no sentirse víctima ni humillado por la separación.