Postécnico Enfermería en Salud Mental
Plan de estudios ampliado, reestructurado y actualizado
Se estima que entre 450 y 500 millones de personas en el mundo presentaron algún trastorno mental durante 2018. Si bien existen discrepancias en cuanto a los números precisos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021 calcula que más de 300 millones padecen depresión, 60 millones trastorno bipolar y casi 21 millones esquizofrenia. Además, casi un millón de personas se suicidan al año, lo que representa más muertes que las producidas por las guerras y los desastres naturales.
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reconoció la creciente importancia de la salud mental como un asunto de interés público, al incluirla en los Objetivos Globales del Desarrollo Sostenible, ODS.
El concepto de salud mental de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), implica bienestar personal, independencia, competencia, dependencia intergeneracional y aceptación de la capacidad de crecimiento y realización a nivel emocional e intelectual. La buena salud mental permite a las personas reconocer sus habilidades, superar el estrés cotidiano de la vida, trabajar de forma productiva y hacer aportaciones a su comunidad. La salud mental mejora la actitud de individuos y comunidades y les permite alcanzar sus propios objetivos.
De acuerdo a las últimas estadísticas refieren que los trastornos mentales están entre los que más contribuyen a la carga global tanto de enfermedades como de discapacidades, ya que coexiste un extenso grupo de personas que viven en condiciones o circunstancias extremadamente difíciles que los ponen en riesgo de ser afectados por algún trastorno mental.
El impacto social de los problemas de salud mental en México gira principalmente en torno a tres ejes, el primero de ellos es el Ausentismo laboral, que menciona que alrededor del 35 al 45% del ausentismo laboral se debe a los problemas de salud mental, el segundo eje es la Desmotivación y desapego, donde se desarrolla que la depresión puede provocar una mayor propensión a enfermedades físicas y desapego en las responsabilidades familiares y personales. El último de estos ejes es la Violencia y riesgos, donde el alcoholismo y drogadicción están presentes en la mayoría de las acciones violentas (homicidios, suicidios y violencia intrafamiliar y social, pandillerismo y delitos en general, así como contagio por VIH-sida).
El 15% de la carga económica mundial por enfermedad y el 33% de los años vividos con discapacidad son atribuibles a los trastornos mentales. La depresión, los problemas asociados al consumo de alcohol, la esquizofrenia y el trastorno bipolar están entre las seis causas principales de discapacidad, con una tendencia al alza. Para el 2030 la depresión será la segunda causa de disminución de años de vida saludable a escala mundial y la primera en los países desarrollados.
El costo de los problemas de salud mental se estima entre el 2.5 y el 4.5% del PIB anual para diferentes países. En México el 17% de las personas presenta al menos un trastorno mental y una de cada cuatro lo padecerá como mínimo una vez en su vida. Actualmente, de las personas afectadas, sólo una de cada cinco recibe tratamiento.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud Mental, un 18% de la población urbana en edad productiva (15- 64 años de edad) sufre algún trastorno del estado de ánimo como ansiedad, depresión o fobia. Además, 3 millones de personas son adictas al alcohol, 13 millones son fumadores y hay más de 400 mil adictos a psicotrópicos.
Se ha documentado que entre el 1 y 2% de la población adulta ha intentado suicidarse y la tasa de suicidios consumados tiene una tendencia al alza. Los trastornos mentales son el principal factor de riesgo para suicidio y otro tipo de lesiones autoinfligidas como cortaduras, quemaduras, heridas e intoxicaciones.
Del presupuesto en salud en México, sólo se destina alrededor del 2% a la salud mental, cuando la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda que se invierta entre el 5 y el 10%. Además, el 80% del gasto en salud mental se emplea para la operación de los hospitales psiquiátricos, mientras que se destina muy poco a detección, prevención y rehabilitación.
Según la OMS, para aumentar la disponibilidad de los servicios de salud mental hay que realizar cinco acciones clave: incluir a la salud mental en los programas de salud pública, mejorar la organización de los servicios de salud mental, integrar la salud mental a la atención primaria, aumentar los recursos humanos para la atención de salud mental y generar política pública de largo plazo en salud mental pública.
Es evidente que los cuidados de enfermería requieren una formación profesional cada vez más científica, especializada. Los roles de enfermería son más concretos y técnicos. El paciente, al margen de la enfermedad que padece y la aplicación de los tratamientos correspondientes, debe ser visto, valorado y tratado como una persona, principalmente los relacionados con la infancia y la adolescencia. Por lo tanto, para afrontar esta situación de salud mental es necesario invertir en el componente psicosocial de la salud para incrementar y como propósito el capital humano mediante la capacitación y desarrollo de las habilidades para el manejo del paciente con alteraciones mentales.
Dada la situación que se vive en nuestro país con referencia a los trastornos mentales y psiquiátricos, se debe de dar a la tarea de implementar el postécnico en Salud mental. Siendo esto posible mediante la capacidad de brindar cuidados profesionales pertinentes al estado de la salud mental del usuario; mantener la seguridad de este mediante los conocimientos de preceptos normativos y éticos, para ofrecer los cuidados necesarios y por último en la educación para la salud, generando planes de intervención con la finalidad de identificar las necesidades y evaluar las intervenciones educativas.
El enfermero con el curso postécnico en salud mental por sus características de formación especializada, es el profesional requerido para ampliar la cobertura de los servicios médicos, a través de una práctica avanzada (EPA), dentro del contexto de los cuidados de enfermería especializados a pacientes con trastornos mentales y establecer medidas de protección y fomento de la salud mental a los diferentes grupos etarios que demanden atención.