Reseña

La pérdida de la memoria de un hombre ante un hecho trágico lo arroja a caminar sin rumbo ni tiempo. En sus trayectos sufre una transformación, la gente lo identifica como un santón y él se niega a aceptar que tiene el don de la sanación.
En cada nueva sensación que experimenta llegan recuerdos de su vida, de su familia, las cosas que provocó y las que le tocaron enfrentar.
El protagonista de Asceta en camino recorre los principales centros ceremoniales de México, habla con curanderos, chamanes, hechiceros, vive el nahualismo y una daga con un águila bicéfala en el pomo pasa a ser la llave para el conocimiento esotérico.
Asceta en camino es un vínculo entre la masonería filosófica y las costumbres ancestrales, es encontrarse sin saberlo con la masonería operativa y vivir viajes astrales.
Sus conocimientos tienen que ser entregados a un guerrero de la montaña y lo encuentra en un joven reportero suizo-mexicano que enfrenta el mundo de su madre en la magia y el color de México y el de su padre, con el hielo y los Alpes suizos.
El amor se vive intensamente en una relación clandestina que provoca la desaparición de un pueblo; el amor de una mujer, que forma la Iglesia del Camino, hacia el maestro (el asceta) y el amor del reportero con una fotógrafa suiza, Flurina, que finalmente son el desenlace en un derroche de fantasía.
Es una historia vieja y actual, ya que va de las ceremonias de los graniceros a la covid-19, de los sismos de 1985 a la realidad de la indigencia y la crueldad del sistema penitenciario.
Los juegos del tiempo hacen un nudo en esta historia en que la fantasía es abrazada por la realidad.