Aprender ciencia en espacios experimentales
Aportaciones desde la educación no formal y la divulgación de la ciencia y la tecnología
Cuando en alguna conversación o debate se habla de educación, llegan a la mente teorías, grandes maestros, proyectos exitosos, recursos humanos y materiales o retrocesos y falta de definiciones en distintos países, de acuerdo con el momento histórico y con la perspectiva de los distintos grupos sociales.
Acercarse a la educación no es un tema sencillo, particularmente a una educación basada en ciencia. Variadas escuelas filosóficas, reflexivas y hasta pragmáticas tienen sus propias explicaciones y propuestas para avanzar en una mejor educación o enseñanza donde la ciencia tenga un papel central. En México hay décadas de investigación al respecto, sin que los distintos modelos propuestos incorporen una visión totalmente sustentada de cómo incorporar la ciencia a los programas escolarizados. Sin embargo, la educación nos atañe a todos, particularmente a quienes queremos ver crecer la cultura científica en la población. ¿Qué buscan los profesionales en divulgación dedicados a la educación no formal? o ¿qué impacto desean alcanzar quienes organizan museos, ferias, talleres o conferencias para una variedad de públicos? No es sencillo responder. Podríamos preguntarle a todos y cada uno de los actores de estos procesos cuál es su objetivo último: ¿desean enseñar conceptos o actitudes?, ¿buscan sembrar ideas e inquietar o estimular a los públicos en el acercamiento a la ciencia? Las respuestas pueden ser varias, y todas nos atañen a los comunicadores de ciencia, no sólo en la parte educativa, sino en cualquier otro campo de desempeño.
Los capítulos contenidos en este libro sobre educación no formal no agotan todos los temas, pero sí aportan elementos en una variedad de tópicos, además de haber sido elaborados por personas con una enorme experiencia, lo que valida sus conceptos y las propuestas vertidas en cada capítulo. Lo que este libro incluye son temas que interesan a una buena cantidad de comunicadores que tienen experiencias que narrar, análisis que aportar y nuevas ideas para avanzar, lo que abona a otras áreas de la comunicación pública de la ciencia. Las reflexiones de los profesionales en cada capítulo permiten así repensar proyectos y planear acciones futuras.