Memorias de campaña
De subteniente a general
Al soldado se le ve casi siempre desde lejos, firme en los desfiles. Lo mismo ocurría a principios del siglo XX cuando “los pelones”, soldados rasos, eran un mero decorado para que se lucieran los altos jefes entorchados de oro, tocados con un casco emplumado y graduados en prestigiosas escuelas militares de Europa. Francisco L. Urquizo propone en “Memorias de campaña” una visión del soldado que sufre las penurias del cuartel, que inician al toque de diana y que exigen disciplina estricta y voluntad inquebrantable, dentro de las jerarquías en las que “una orden se cumple, no se discute”. Urquizo escoge a un subteniente de la Guardia Presidencial de Madero —en el que se adivinan numerosos caracteres autobiográficos— y lo hace actuar en un periodo especialmente difícil del movimiento revolucionario: el que va de la Decena Trágica a la muerte de Carranza. Esta obra ofrece una descripción atenta de la vida militar de aquellos días de traición y lealtad, de victorias y derrotas.