Internacionalismo, antiimperialismo y antifascismo en Iberoamérica
De la Revolución en Rusia a la Guerra en España
En los continentes europeo y americano los desarrollos político-ideológicos generados durante la primera posguerra mundial, pese a unas esencias originales compartidas, se caracterizaron por una naturaleza y unos objetivos con tintes particulares y, por lo tanto, no siempre coincidentes y a menudo divergentes. La mera constatación de tales especificidades nacionales, regionales o continentales podría parecer una obviedad, pero está lejos de serlo si se comprenden las coincidencias, convergencias, diferencias y tensiones en virtud de la disyuntiva de una época en torno al predominio o la priorización de una identidad colectiva en clave de clase o nación. En tiempos recientes ha destacado, a escala general, pero de forma particularmente acentuada en varios países latinoamericanos, un interés historiográfico por el estudio de la Komintern (Internacional Comunista, IC) y su proyección en las realidades nacionales y los partidos comunistas de la región. El centenario de la primera posguerra mundial ha contribuido a impulsar trabajos dedicados a la revisión y a la voluntad de comprensión de unos años definitorios para el escenario que marcaría a fuego el llamado “corto siglo XX”: de la configuración del orden de Versalles a la puesta en pie de organismos como la Sociedad de Naciones o la propia Komintern, pasando por los orígenes del fascismo. Es decir: las raíces del triángulo ideológico que determinaría el periodo de entreguerras y que, en su reducción final a una confrontación bipolar una vez eliminado el nazi-fascismo, dio paso durante la segunda posguerra mundial a una reconfiguración del escenario geopolítico en clave de Guerra Fría. Este volumen busca contribuir de forma original y razonablemente comprehensiva al conocimiento de las propuestas internacionalistas de carácter antiimperialista, antifascista o específicamente comunista (en tiempos de vigencia kominterniana y, por tanto, internacionalistas), así como a la complejización de sus coexistencias, tensiones o causas comunes, a través del marco iberoamericano. Una delimitación geográfica en la cual, pese a la heterogeneidad de problemáticas, se dieron asimismo patrones comunes diferenciados respecto al contexto global y, en no pocas ocasiones, con transferencias, influencias e interconexiones transnacionales que motivaron dinámicas propias. Se conjugan en estas páginas dialécticas entre dinámicas globales, transnacionales y, naturalmente, realidades nacionales (puesto que el Estado-nación nunca dejó de marcar el compás del curso histórico contemporáneo). En estas últimas se evidencia, tal y como los sucesivos capítulos revelan, el peso condicionante de los Estados Unidos —potencia en claro auge en la fase inicial del siglo XX— sobre las dinámicas tanto socioeconómicas como político-ideológicas en América Latina. México, Centroamérica y el Caribe lo experimentaron de forma más directa, como es natural, en virtud tanto de la geografía como de los problemas derivados de la potencialidad injerencista y la consecuente prevención antiimperialista. Particularidades regionales con las que trató de conjugarse el internacionalismo comunista. En el ámbito sudamericano, en cambio, se dio un escenario diferente, de disputa, entre las dos grandes potencias anglosajonas por el predominio y las concesiones de carácter económico —con las consecuentes promociones de regímenes y grupos de poder—, y a la par se proyectó un foco de la Komintern que, a la postre, tuvo una breve vigencia limitada al final de la década de los años veinte, pero que sirvió para trasladar dinámicas y actores hacia el nuevo escenario concebido con posibilidades de acción: la España republicana. En el caso europeo, el escenario fue marcado por la experiencia en suelo propio de la Gran Guerra y los equilibrios de gestión y contrapesos en torno a sus complejas consecuencias, primero, y por el ascenso de propuestas de corte fascista o filofascista, después. El internacionalismo comunista encontró en el antifascismo un campo de despliegue transversal que, superando las premisas de revolucionarismo global original, permitía un potencial inédito hasta entonces en cuanto a crecimiento de cuadros, simpatizantes y posibilidades de liderazgo e incluso de hegemonización de causas y escenarios. Los países tratados de forma específica en este volumen, centrados en el mundo iberoamericano, incluyen a España —por partida doble—, y Portugal, por el lado ibero/europeo, y a siete casos relativos al lado americano (México —también por partida doble— Chile, Argentina, Brasil, la región del Caribe y una experiencia particular de alta significación como lo fue la Liga Antiimperialista de las Américas). Otros casos o realidades nacionales han quedado fuera de esta iniciativa no por déficit alguno de voluntad o sensibilidad, sino por la carencia o falta de disponibilidad de expertos vigentes, o por la escasa relevancia particular del foco nacional en cuestión para las problemáticas que aquí proceden.