Los años difíciles (1970-1986)
En la década de los años setenta, el futbol mexicano experimentó la ilusión del “despegue”, con todos los riesgos que ello supone. No era la primera vez que sucedía ni será la última. Dos años después de la celebración de los Juegos Olímpicos, en 1970, se disputó por primera ocasión en canchas mexicanas la Copa del Mundo. Esto significó para muchos un refrendo o una constancia de la mayoría de edad de nuestro balompié: nada más falso. Dieciséis años más tarde —cuando se repitió la experiencia mundialista— el nivel y la calidad de los equipos nacionales y el rendimiento de la selección —el sufrido y zarandeado Tri en sus diversos avatares— mostraron ser mínimos; con la desventaja, de veras alarmante, de que los demás países se habían desarrollado futbolísticamente a un ritmo semejante o superior, como lo muestran los resultados cada vez más apretados de la Concacaf.