Reseña

Cada año, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer sirve como un potente altavoz que posiciona en la agenda pública los desafíos, las deudas históricas y las luchas persistentes de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Es un día de reflexión necesaria, de memoria y de reivindicación. Sin embargo, los diagnósticos rigurosos y las voces expertas nos confrontan con una realidad ineludible: los problemas que enfrentan las mujeres no son coyunturales ni se resuelven con actos simbólicos; son de carácter estructural, sistémico y profundamente arraigado en nuestras instituciones, nuestra economía y nuestra cultura.

La inercia nos llevaría a archivar los análisis, a citarlos en futuros foros y a esperar al siguiente año para repetir el ciclo del diálogo. Pero la urgencia documentada en innumerables estudios nos obliga a romper ese ciclo. Por esta razón, la conformación de las mesas de trabajo “Del Diálogo a la Acción”, llevadas a cabo en marzo del 2025, no es solo una iniciativa deseable, sino un paso lógico y éticamente ineludible. Representa la decisión consciente de un grupo de mujeres de diversos sectores –políticas, académicas, activistas, niñas, jóvenes universitarias, empresarias, servidoras públicas y científicas– de asumir la corresponsabilidad de convertir el conocimiento en poder transformador.