Cantos del estar a la muerte
El poemario de Guadalupe Aguayo, Cantos-del-estar-a-la-muerte,
asume el desafío entregándose a la escucha, en soledad y silencio,
tanto del susurro de lo innombrable como del llamado del otro
eternamente desconocido que nos habita. Escucha, experiencia
abismal, intensificación existencial extrema, despojo.
Herir el orden simbólico dominante, suspender verdades y
certidumbres petrificadoras, provocar una retirada de los lenguajes
habituales, conduce a Guadalupe Aguayo a recomenzar desde
el grado cero, en fidelidad a instantes irredentos concretados en
una escritura de sensaciones capaz de desafiar el tiempo averiado
que preside la voluntad de poder circundante (“Las calles …una
oquedad que ya nadie reconoce”). Solo eso, habitar en la intemperie;
solo eso: transitar a tientas entre una muchedumbre poseída por la
pulsión de muerte.