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ISBN 978-607-69225-4-5

El cura de Ars Sacerdote ejemplar

Autor:Peña O.A.R., P. Angel
Editorial:Comunidad Fuego en el Espíritu
Materia:Educación religiosa
Clasificación:Filosofía y religión
Público objetivo:General
Publicado:2025-11-30
Número de edición:1
Número de páginas:194
Tamaño:13.7x21cm.
Precio:$100
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

El santo Cura de Ars

La vida del santo cura de Ars es un ejemplo
luminoso para todos y, de modo especial, para los
sacerdotes. Por ello, la Iglesia lo ha nombrado patrono de
todos los sacerdotes. Él vivía su sacerdocio de modo
eminente, agradeciendo cada día a Dios ese gran don
inmerecido e inmerecible. Decía que el sacerdocio es el
amor del Corazón de Jesús. En su parroquia se esforzó
cuanto pudo por hacer a todos adoradores eucarísticos. La
Eucaristía era el centro de su existencia. Ante Jesús
sacramentado se pasaba las horas disponibles, cuando no
se lo impedían sus obligaciones pastorales, especialmente
las confesiones. En los últimos años confesaba unas quince
horas al día, y a veces más.
Fue un mártir del confesionario, un adorador
perpetuo de la Eucaristía y un amante de la Virgen a toda
prueba. A los santos los tenía como amigos y los trataba
con la familiaridad de quien los conoce y los ama,
especialmente a la santa de sus amores: santa Filomena.
Para su iglesia, quería los ornamentos y objetos de
culto más hermosos y preciosos. Todo le parecía poco para
dar realce a la celebración eucarística, a las procesiones o a
las ceremonias litúrgicas.
Y Dios le concedió muchos dones. Según testigos,
parece que veía a Jesús en la Eucaristía casi todos los días.
La Virgen, santa Filomena y otros santos se le aparecieron
con frecuencia. Tenía el don de discernimiento de espíritus
para conocer el corazón de los penitentes que se acercaban
a él. Rezaba mucho por la conversión de los pecadores y
por las almas del purgatorio.
Su vida fue un milagro de Dios, pues durante
muchos años apenas comió casi nada. Ayunaba
frecuentemente a solo agua. Se daba disciplinas y oraba
intensamente por la conversión de sus feligreses y
penitentes, pudiendo así transformar su parroquia y decir:
Ars ya no es Ars.
Que su ejemplo sea un estímulo para todos en el
camino de la santidad y podamos imitarlo en su amor a
María y a Jesús Eucaristía.

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