Reseña

Estos poemas culeros que son lo menos culero que tengo es, desde el título, una provocación y dispara: Qué buscas leer en un libro/ más todavía, /en un libro de poesía; desde el verso inicial hay un reto; una declaración poética es el primer poema, lo que encontremos libro adentro es bajo nuestro propio riesgo.
Una cosa sí les digo: humor negro, risa, confrontación como lector de poesía, versos veganos, fitness, en contraflujo de las buenas conciencias, y altamente reflexivo. Aquí nada es literal, nada es lo que parece, y lo que pareciera que es, una burla, se convierte en poesía de alta manufactura, fina, como no queriendo la cosa y, si la cosa es, revienta.
Ya nadie respeta a los poetas, asevera José Agustín Solórzano en alguno de estos poemas y razón no le falta, tienen miedo de aventurarse, como se aventura él, a lanzarse del trapecio sin ser trapecista y sin red abajo.
Para ser poeta hay que quitarse el miedo de los ojos, de la carne, del alma. Para ser poeta hay que guasear de uno mismo y de los otros. Azuzarlos para que den el brinco, hacia dónde, que cada uno brinque para donde quiera pero que brinque, los pechos de la poesía son vastos.
Las aves son miradas que se escaparon de la jaula de tus ojos, ay güey… versos luminosos como estos serán más que hallazgos, jab al mentón o un nocaut como este: toda esa hermosa mierda de los cielos sí, debo admitirlo, es bella. Le aflora lo romántico.