Reseña

La figura de Ignacio Manuel Altamirano emerge como un faro del liberalismo decimonónico mexicano, cuya trayectoria vital entreteje la construcción del México moderno. Para comprender la magnitud de su legado y su trascendental papel en la conformación del Estado liberal mexicano, es fundamental analizar las múltiples facetas que modelaron su extraordinario periplo vital e intelectual.
Altamirano fue un liberal radical consecuente, que lo mismo combatió con la espada en los campos de batalla —como parte del ejército liberal—, que trabajó incansablemente en la creación de instituciones que contribuyeron a darle identidad a toda una nación. En tal sentido, puede ser considerado un nacionalista mexicano del siglo XIX. Su aporte escrito ha quedado ya delineado en la recopilación de 24 tomos de sus Obras Completas.
Por encima de todo, puede afirmarse que Altamirano fue uno de los pensadores más lúcidos del siglo XIX mexicano y quien mejor percibió los grandes problemas nacionales, porque entendió como pocos, que la pobreza y la desigualdad se podrían trascender a través de la cultura y la educación. En tal sentido, puede afirmarse que fue un hombre adelantado a su época, que comprendió que la educación, la “instrucción pública”, era el basamento en la cual la nación debía cimentar todo esfuerzo.
En esta obra se visita el personaje en su tiempo, pero se trata de destacar aquello que mantiene vigente su pensamiento y ejemplo hasta nuestros días.