Derecho al techo
En el silencio que sigue al bullicio de la ciudad, hay una verdad que persiste como latido: la vivienda no es solo un lugar; es el principio de todo. Allí se enraízan los afectos, se aprende la vida, se teje la memoria y florece —o se quiebra— la esperanza. Sin hogar no hay refugio, sin refugio no hay comunidad, y sin comunidad no hay paz posible.
Este libro nace de una certeza profundamente ética: la vivienda no puede ser un lujo ni un premio al mérito; es un derecho esencial, tan vital como el agua o el aire. En estas páginas se nombra lo que duele: las calles que duermen a quienes no tienen techo, los edificios vacíos frente a la intemperie, la herida abierta de un sistema que convierte el suelo en botín y el hogar en mercancía.
Aquí no se ofrecen fórmulas cerradas, sino preguntas urgentes y caminos posibles. Se habla de vivienda como política para la paz, como acto de cuidado, como promesa de futuro. Se exploran modelos, principios y experiencias que entienden que construir un hogar es sembrar dignidad, pertenencia y vida compartida.
Porque cuando una ciudad garantiza techo, afecto y arraigo, está gestando una cultura donde el miedo no anida y la desigualdad no florece. Este libro es una invitación a imaginar otras formas de habitar y de convivir. A recordar que la paz, si ha de ser real, debe empezar por casa.