Santa Teresita del Niño Jesús
Historia de un alma
- Historia de un alma
Después de la muerte de Sor, la madre superiora de Lisieux, la Madre Inés de Jesús, reunió los escritos de Teresa para formar la colección "Historia de un alma". Esta colección constituye lo que se conoce como una circular necrológica, la cual se envía en primer lugar a la priora, luego a la Madre Marie de Gonzague y luego, como la tradición dicta, a todas las Carmelitas. El resto de las copias se venden.
El trabajo realizado por la Madre Inés consistió en reunir los manuscritos que Teresa escribió, corregir los errores ortográficos, unir, eliminar algunos pasajes y dividir la totalidad de la obra en capítulos. A esto se añadieron cartas y poemas de Teresa a petición de Madre Marie de Gonzague. De hecho, fue el tío de Teresa quien financió la publicación, temiendo que no se vendiera mucho. Para sorpresa de todos, se necesitó una segunda edición seis meses después. La obra se reeditó de nuevo, y su éxito inmediato no se detuvo. En 1901 se comenzaron a hacer las traducciones de la obra, y para 1956 Historia de un alma ya había sido publicada 40 veces.
Santa Teresita del Niño Jesús
HISTORIA de un Alma
Historia de una Alma es la autobiografía de santa Teresa de Lisieux, mejor conocida como santa Teresita del Niño
Jesús, una joven monja de la Orden de las
Carmelitas Descalzas del siglo XIX.
Por obediencia a su superiora, Santa Teresita del Niño
Jesús, escribió su hermosa autobiografía en la que nos va revelando bellamente su caminito de la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios. Santa Teresita se contaba a sí misma entre las almas pequeñas. Santa Teresita nos anima a hacer por amor a Dios nuestras labores cotidianas con humildad y entrega, por simples que sean, sirviendo a los demás con amor.
"Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra", expresa con ternura. Santa Teresita nos enseña a tener paciencia ante las dificultades de la vida. Sólo estando cerca de Dios el sufrimiento se hace dulce. Para esto, el secreto es reconocer nuestra pequeñez ante Dios, y reconocerlo como Padre nuestro y de nuestros hermanos.
Tener una actitud de niño al amar a Dios, es decir, amarlo con simplicidad, con confianza absoluta, con humildad sirviendo a los demás.
Monte Sinaí