Alemanes en Colima
Comercio, inversión y la construcción de una élite social en el Porfiriato
Porfirio Díaz —presidente de México entre 1876 a 1911—, se dio cuenta de la necesidad de crear un clima de paz en el país, y el orden fue el principal objetivo de su primer gobierno. La paz no fue total, pero Díaz consiguió mantener el orden mediante el uso de la fuerza pública. La paz fue un requisito indispensable para que los capitalistas extranjeros invirtieran en nuestro país. Con el orden, aumentó el trabajo y se hizo posible el desarrollo económico, pues el país contaba con recursos y los empresarios podían obtener buenas ganancias.
En el ámbito económico era imprescindible capitalizar al país y urgía invertir capital para la construcción de ferrocarriles —lo más moderno en medios de comunicación para la transportación de mercancías y personas—; también era necesario modernizar los puertos marítimos para el intercambio comercial en ultramar. Imperiosa era la necesidad de importar maquinaria para industrializar al país y implementaron políticas que permitieran su libre instalación para que México pudiera entrar de lleno a un resurgimiento económico, que se logró en parte hasta ya entrada la etapa del Porfiriato.
Con la vinculación ferrocarrilera México-Estados Unidos, las relaciones comerciales y económicas en general se consolidaron como las más importantes para nuestro país. El ferrocarril integró a los estados norteños con las actividades económicas que se desarrollaban en el centro del país, donde el Porfiriato catapultó la industria rural, íntimamente ligada al sistema de haciendas, al control de los trabajadores, a la explotación minera, a la transformación agrícola y a la cercanía de nuevas fuentes de energía. Fue así como un sinnúmero de chimeneas y chacuacos de cementeras, edificios de fábricas textiles, molinos de trigo, ingenios y trapiches, transformaron la fisonomía del agro en el México Porfirista. La inversión extranjera desarrolló las relaciones comerciales e industriales con el nuestro, principalmente fue de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y España.
La mayoría de los extranjeros asentados en nuestro país que se dedicaron al comercio o a la industria, no se limitaron a una sola actividad y diversificar sus actividades les permitió crear sociedades y compañías, que durante el Porfiriato operaron y se multiplicaron extendiendo sus influencias en diversas regiones
En esta obra se analiza a los empresarios alemanes que operaron en Colima durante el Porfiriato, por lo que resulta de suma importancia hacer el análisis de los flujos migratorios que vivió Colima a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El objetivo es conocer cuantitativamente a la población extranjera y rastrear específicamente a los alemanes y las actividades económicas, políticas y sociales que desarrollaron durante el periodo del Porfiriato (1884-1911).