Reseña

La historia de Don José “Cheché” Hernández Castillo, se
remonta mucho antes de que él naciera, a sus padres les anteceden
dos generaciones de historia, por un lado desde que su abuela
paterna María de Jesús Farfán Parra se embarcara en el Puerto Santa María de Cádiz y desembarcara en el Puerto de Veracruz, trayendo consigo, desde
España, 159 años de tradición del bordado y venerando a la virgen de la Asunción o de la Caridad, y llegar a Huamantla, donde conocería a su esposo José Manuel Hernández Bocardo e iniciaría una dinastía de hombres y mujeres ilustres, creadores destacados. Por el lado materno, quien no quisiera haber tenido como abuelo al primer hombre que fotografió con una cámara, que el mismo inventó, el cráter kepler, antes que la misma NASA, y con la misma cámara su hija Elvira Castillo Díaz, retrataría al bandido más temido de su época “Caloca”, mientras lo colgaban en una esquina en la Ciudad
de Huamantla, y un siglo después su hijo Don “Cheché” descubriría la momia del mismo bandido en una de las criptas del panteón.
Quien no quisiera haber vivido más de cien años, a través de la vida de sus ancestros, y disfrutar cada momento como quien vive cien vidas… Caminar incansablemente, vivir y contar mil historias; tener tías señoritas bordadoras del vestido y manto de la Virgen de la Caridad; tías vistiendo pulgas y teniendo
a un toro de lidia, como mascota. Tener un zoológico en casa, siendo niño, con más de 40 víboras de cascabel, un zorro y un águila real…
Infinidad de anécdotas que cien años no alcanzarían a una persona, para vivirlas, pero a Don “Cheché” si le ha alcanzado la vida.