Detección de proteínas de choque térmico de bajo peso molecular (sHSP) en el Genoma de Capsicum annum L.
Los cambios en el medio ambiente, como las variaciones de temperatura, la falta de agua o la presencia de sustancias tóxicas en el suelo, afectan de manera directa a la agricultura. Esto se debe a que las plantas, al ser organismos sésiles (es decir, que no pueden moverse), están expuestas constantemente a condiciones adversas que pueden poner en riesgo su desarrollo y supervivencia.
Uno de los principales retos que enfrentan las plantas es el estrés abiótico, que se refiere a todos aquellos factores no biológicos que alteran su funcionamiento normal. Entre estos factores se encuentran la sequía, la salinidad del suelo, las temperaturas extremas (muy altas o muy bajas), la radiación ultravioleta (UV), la presencia de metales pesados y otras condiciones ambientales desfavorables. Estos elementos no solo afectan la salud de las plantas, sino que también representan un obstáculo importante para la producción agrícola a nivel mundial.
Para hacer frente a estas condiciones, las plantas han desarrollado mecanismos de defensa a nivel celular y molecular. Uno de estos mecanismos es la producción de proteínas de choque térmico, también conocidas como HSP por sus siglas en inglés (Heat Shock Proteins). Estas proteínas actúan como una especie de “escudo” celular, ayudando a proteger y reparar otras proteínas que se dañan cuando la planta está bajo estrés.
Dentro de este grupo, existen las proteínas de choque térmico de bajo peso molecular (sHSP), que son especialmente importantes porque se activan rápidamente ante situaciones de estrés y ayudan a mantener la estabilidad de las células vegetales. Estas proteínas funcionan como “chaperonas moleculares”, es decir, se encargan de evitar que otras proteínas se descompongan o pierdan su forma funcional.
El objetivo principal de este estudio fue identificar los genes responsables de producir estas sHSP en el genoma del chile (Capsicum annuum), una de las especies más cultivadas y consumidas en México y en muchas otras partes del mundo. Comprender cómo estas proteínas ayudan a la planta a resistir condiciones adversas puede ser clave para desarrollar variedades de chile más resistentes al cambio climático y a otros factores ambientales, lo que a su vez contribuiría a mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola.