Barraca del bisonte
En Barraca del bisonte, Juana Adcock desnuda la piel de la palabra para dejarla abierta al aire del intelecto y las emociones. En su poesía, el cuerpo se nombra y se interroga, y lo íntimo se despoja de artificios para volverse reflejo del mundo. Sus versos indagan y se arraigan en la tradición formalista, que va de Wallace Stevens a Ben Lerner, pero con una mirada fresca y actual, llevando al lector a explorar la posibilidad de una conciencia articulada en el lenguaje, que parte de lo físico y epidérmico, para desembocar en lo intelectual y metafísico.