Material de Lectura
Marina Colasanti
En el libro Hora de alimentar serpientes Marina Colasanti escribe un inusual “Prólogo”, de una sola línea, que sintetiza su poética: “Enhebró a la serpiente en la aguja. Y empezó a coser”. Escama a escama, siseo a siseo, con hilo vivo, “quiero un lenguaje palpitante como una vena”. Marina cose, teje, borda metáforas y antítesis amplias, como “La joven tejedora”, la mujer que trama un mundo para sí misma y, cuando le oprime, lo destrama. reúne el telar de Penélope, con el que gobierna sus horas, y la rueca de la Bella Durmiente, a quien despierta. Fue precisamente con la intención de jugar cambiando el orden de La Bella Durmiente, para cubrir un espacio en un cuaderno infantil del diario en el que trabajaba, que, como ella afirma, entró a la cueva de Alí Babá y ya no salió. Era 1973, plena dictadura militar brasileña y, para su sorpresa, no reescribió ese cuento clásico, creó uno nuevo, derivado de aquellas imágenes: “Siete años y siete más”, en el que una princesa duerme y en sueños vive el amor que ha prohibido el padre; y el príncipe también duerme y sueña con ella, y soñando fundan un reino aparte. Los sueños son palpables, serán materia en la escritura de Colasanti. Marina fascinó por la precisión de su aguja, el serpenteo de su prosa poética, la audacia de sus personajes y esos remates insólitos, signos de identidad de su obra.