La india bonita
Una historia de la chueca
Toda novela, nos recuerda Fernando del Paso, en un sentido estricto es histórica porque da cuenta de un tiempo, una sociedad y una forma de entender el mundo. De igual forma, toda crónica histórica no deja de ser un ejercicio ficcional del pasado, aunque se base en archivos y documentos.
En ese sentido, Mario de Ávila, con La India Bonita: una historia de la Chueca, logra un notable equilibrio entre ficción y crónica combinando elementos del género de la novela policiaca con una historia de amor costumbrista. Nos lleva de la mano del rigor documental, pero también del ejercicio de la imaginación narrativa por un mundo sórdido de prostíbulos, antros, guardaespaldas, matones, robos y asesinatos; además de explorar los juegos del poder político y económico mezclados con la delincuencia organizada, en una época en la que Aguascalientes aún no perdía su inocencia y se aferraba a valores tradicionales que comenzaban a vaciarse.
El autor recrea con maestría lugares, escenarios, olores, hábitos, vestimentas, tradiciones y formas de hablar de la época, y nos presenta con gran acierto una galería de personajes peculiares, entrañables y fácilmente reconocibles a pesar de su carácter ficcional, pues esta historia contada con fluidez y precisión es, sobre todo, un espejo de un tiempo y una sociedad que pronto aprendería a mentirse.
Imanol Caneyada