Francisco García Salinas
En el contexto del primer federalismo mexicano, defender el federalismo no era solo una opción técnica de organización territorial, sino una manera de asegurar, en palabras de la época, “la felicidad de la nación”. Para Francisco García Salinas, este ideal implicaba más que un diseño institucional: respondía a la idea de que el gobierno debía emanar de lo cercano y ajustarse a las realidades concretas de cada territorio. Su impulso a la reorganización del poder desde las entidades federativas respondía a una noción de libertad vinculada al autogobierno y a la educación como motor del progreso, principios que orientaron sus decisiones como futuro gobernador.