Reseña

¿Un don de escritura? ¡Hilvanar géneros, generaciones y genealogías, trascender la doble ausencia, danzar entre la imposibilidad del texto y la diseminación extratextual que pasa del mito al más allá de la literatura! Pero ¿qué significa ese paso suplementario mediado por el acto de la escritura?
En este libro inquietante, Schuster, cual demiurgo, "mima una técnica", un trazo en relación con otro, una mutación solapada del pensamiento que, más que imitar, inscribe un excedente escritural que custodia una de las preguntas del pensamiento deconstructivo, la pregunta por la diferencia sexual. A través de tropos, ligaduras, reajustes y retroalimentaciones, teje, manuscribe, tecno-transcribe, transpone las voces maternas en invenciones rebosantes, ecos de una lengua hospitalaria, que resguarda y disemina los sinsentidos, contaminando géneros y pertenencias, signos y vocablos que socavan cualquier forma de identidad. Hay que perderlo todo para escribir. Schuster toma el riesgo de habitar el extra-territorio filosófico, el confín del exilio. La diferencia sexual toma la forma de un testimonio filosófico y hasta filológico, en busca de un cuerpo-a-cuerpo de inscripciones donde leerse, encriptarse y reproducirse, una especie de trans-escritura que excede la verdad del género y se desata completamente en el afuera. Una desertificación intrínseca de morar fuera del acto filosófico, y a pesar de ello, yacer dentro: remisiones abiertas de escritura que transcriben y despliegan el nombre de JD, de Jacques Derrida a Hélene Cixous, los mil nombres tallados de la diferencia sexual, una historia finamente desterrada, y aun prometida como pensamiento otro, como textura compartida de amistad y hospitalidad.