El paso del cometa
Una tempestad en un vaso de agua
El 14 de noviembre de 1680, el astrónomo alemán Gottfried Kirch descubrió un brillante cometa visible incluso de día, conocido como el cometa Kirch. Su cola alcanzó hasta 70° y fue pintado por Lieve Verschuier, cuya obra se exhibe en el Museo de Róterdam. Este fenómeno celeste generó inquietud tanto entre las élites como entre los menos favorecidos, reflejando la ignorancia y superstición de la época. Isaac Newton, en su obra "Philosophiæ Naturalis Principia Mathematica" (1687), analizó el cometa, contribuyendo a la comprensión del universo.
En Nueva España, el erudito Carlos de Sigüenza y Góngora, quien había realizado excavaciones arqueológicas en Teotihuacán, publicó en 1681 su "Manifiesto filosófico contra los cometas", defendiendo su inocuidad. Esto provocó un debate con el jesuita Eusebio Francisco Kino, quien creía que el cometa presagiaba desastres. Sigüenza respondió con su "Libra astronómica y philosophica" en 1690, apoyándose en teorías modernas.
Kino observó el cometa en Cádiz y posteriormente en México, donde publicó sus hallazgos. Sor Juana Inés de la Cruz elogió a Kino en un soneto, sin saber que Sigüenza tenía razón. El cometa pasó cerca del Sol y fue objeto de numerosas publicaciones científicas que discutían su naturaleza y posibles implicaciones. Así, el cometa de 1680 marcó un hito en la historia universal de la astronomía y el pensamiento científico.