¿Alguna vez has tocado el cielo?
Este breve relato está dedicado a quienes practican la danza de los
voladores en México, un ritual que ha subsistido a lo largo del tiempo
(alrededor de 2500 años) gracias a su transmisión entre generaciones
de huastecos, nahuas, otomíes y totonacos, grupos que conservan viva
esta manifestación espiritual propia de su cultura milenaria que se
ofrece al padre sol y a la fertilidad.
Nuestra historia aborda uno de los cambios que se ha dado en
esta ceremonia ancestral, la cual hasta hace algunos años y de
acuerdo con la tradición era protagonizada sólo por hombres. Sin
embargo, hoy en día se cuentan algunos casos de la participación de
mujeres voladoras —Cuetzalan, Puebla es ejemplo de ello—, cuyas
voces, al igual que las de muchas otras que pugnan por la igualdad de
género, exigen cada vez más espacios de participación con el
objetivo de propiciar una transformación cultural que apunte a crear
una sociedad más justa y equitativa, en donde las mujeres, en este caso
provenientes de contextos indígenas, sean respetadas, independientes
y libres. Así, niñas y niños participan de forma activa e inclusiva en la
conformación, reconfiguración y transmisión de estas expresiones
culturales que reconocen y comunican la cosmovisión de todo un
pueblo, y cuya práctica, en un futuro, podría convertirse para ellas y
ellos en una alternativa de vida.