Leer es navegar
Los libros que nos ayudan a mirarnos en ellos fortalecen nuestra memoria personal y colectiva. Su contraparte, la desmemoria, es letal para la democratización de las sociedades. El poder, todos los poderes, prefieren masas desmemoriadas, certeramente lo ha dicho Walter Benjamín: "La memoria abre expedientes que el derecho y las historia dan por cancelados". Los lectores que combinan libros y vida, a diferencia de aquellos a quienes pareciera sólo interesarles sumar a su currículo páginas consumidas, están mejor capacitados para contagiar a otros la pasión de multiplicar los espejos milenarios, centenario, de hace una décadas o de hoy que están por muchas partes. Espejos en espera de alguien que quiera contemplarse y, así contribuir a que más busquen asomarse a la aventura de verse reflejados por lo que vieron. No espejos que inmovilizan, sino espejos, libros, que ensanchan los horizontes de la vida.