Reseña

El título «Danos hoy el amor de cada día» es un eco del Padrenuestro
y sugiere que el amor, como el pan, es una necesidad diaria: un
don que se recibe con humildad y también el fruto de un trabajo compartido,
paciente y fiel. El Papa Francisco, en una memorable audiencia
con novios en la Plaza de San Pedro el 14 de febrero de 2014, propuso
esta misma expresión como una oración para los esposos:
«Enséñanos a amarnos con amor verdadero, que venga de ti, Señor,
como tú nos has amado... Danos hoy el amor de cada día: el pan
nuestro de cada día».
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En este sentido, el título no es solo una frase bonita: es una invitación
a vivir el matrimonio como camino espiritual, donde el amor no se
da por supuesto, sino que se cultiva y se pide, como el pan, en la oración
diaria y en las obras cotidianas. En él resuena, casi como una plegaria,
el deseo profundo de quienes han dicho «sí» para siempre, y que saben
que ese amor no se sostiene solo con intenciones nobles, sino con la
entrega cotidiana, los gestos pequeños, las decisiones diarias. Como recuerda
el Papa Francisco:
«El amor necesita tiempo disponible y gratuito. […] No se trata
de vivir juntos para poder decirse mutuamente cosas verdaderas, sino
de encontrarse también en ese silencio que compartimos» (Amoris Laetitia,
224).
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