Pilar o las espirales del tiempo
Guille viaja y recorre pueblos y ciudades cazando personajes para que habiten sus cuentos. Ella no caza Pokémon; caza personajes para su literatura.
La imagino observando con agudeza y levantando inventario de personas, objetos y circunstancias de calles o mercados de cualquier lugar a donde llega, no con cámara fotográfica en mano, como lo haría cualquier viajero, sino con libreta y lápiz afilado (en el más amplio sentido de la palabra), transcribiendo características de los susodichos que serán parte del elenco de las fiebres alucinantes (¿o sueños?) que no padece, al contrario, disfruta Guille cuando escribe.
También la imagino inmersa en la cocina, actividad que sé, goza con verdadera reverencia al arte culinario, para poder de manera paralela, ir condimentando y guisando sus historias con la sazón de la implacable crítica, directa o indirecta, la ironía, la gracia y el humor, ingredientes recurrentes en las recetas que conforman los 57 cuentos que integran esta edición.
Después de haber leído y disfrutado Pilar o las espirales del tiempo, confirmo que no hay duda alguna: Hoy por hoy, Guillermina Cuevas, se afianza como un referente contemporáneo de las letras en nuestro país.
Miguel Uribe Clarín.