El lector ausente
La industria editorial actual ha seducido a la mayoría y ha convertido a un séquito de consumidores de entretenimiento básico en «lectores», a los novelistas de moda en rockstars y a las librerías en simples tiendas de regalos y novedades. El lector, tal y como se le concebía hasta fines del siglo pasado, parece estar ausente. Sin embargo, la verdadera minoría lectora se mantiene y seguirá siempre intacta.
Este ensayo no pretende definir qué es buena o mala literatura, tampoco es un juicio en contra de la sociedad ni mucho menos intenta sumar nuevos adeptos a la lectura —quizá una causa perdida—. En cambio, busca motivar a quien hoy ya disfruta y dedica algo de su tiempo a leer a que profundice en sus lecturas, afine su gusto o forme una biblioteca personal con obras que lo reten a la par que le agraden, sin otro fin que el de disfrutar las palabras y apreciar la maestría de la obra. Empujarse hacia textos cada vez más bellos, complejos y gratificantes.