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ISBN 978-970-96506-2-4

Cuaderno 1. El Dr. Calmita, enseña valores
El Valor de la Tradición: Día de Muertos en México

Autores:
Godina Herrera, Celida De Los Angeles
Rojas Godina, Angela
Editorial:Fundación Atenea por más formación e investigación filosófica y humanística
Materia:Ética (Filosofía moral)
Público objetivo:Enseñanza preescolar, infantil, primaria, secundaria y bachillerato
Publicado:2025-05-23
Número de edición:1
Tamaño:6211Kb
Soporte:Digital
Formato:PDF
Idioma:Español

Reseña

En un mundo donde la modernidad y la globalización imponen sus ritmos y costumbres, la tradición se erige como un puente entre el pasado y el presente, permitiendo a las sociedades conservar su identidad y sentido de pertenencia. Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur, dos de los más influyentes filósofos hermenéuticos del siglo XX, subrayaron el papel fundamental de la tradición en la construcción del significado y en la comprensión de nuestra realidad. Para Gadamer, la tradición no es un lastre del pasado, sino una fuente de comprensión que dialoga con el presente, mientras que Ricoeur enfatizó la importancia de la memoria colectiva como un acto de reinterpretación constante que otorga sentido a la experiencia humana. En este marco filosófico, la celebración del Día de Muertos en México se erige como un testimonio vivo del valor de la tradición, donde la memoria de los ancestros se reactiva y resignifica a través del tiempo.
El Día de Muertos es una festividad que encarna el concepto de "renacer" en la tradición. Gadamer argumentaba que la tradición no es una simple repetición mecánica del pasado, sino una interpretación dinámica que permite que la historia cobre vida en cada generación. De manera similar, Ricoeur ve en la tradición un proceso de relectura, donde el pasado se vuelve significativo en el presente. En la práctica del Día de Muertos, las ofrendas, el pan de muerto, las calaveritas de azúcar y la decoración con cempasúchil no son meros objetos simbólicos, sino elementos vivos que reconectan a las personas con sus raíces. Cada altar es una narración en sí misma, una forma de traer al presente a aquellos que ya partieron y de mantener el vínculo entre los vivos y los muertos, lo que ejemplifica la manera en que la tradición se revaloriza y renueva constantemente.
A pesar de la creciente influencia de la cultura norteamericana y la adopción de festividades como Halloween, el Día de Muertos en México sigue siendo una expresión cultural fuerte y enraizada. Aunque en muchos espacios urbanos las calabazas y disfraces han encontrado un lugar en las celebraciones, la tradición mexicana del Día de Muertos permanece firme, resistiendo la homogeneización cultural. Como señala Ricoeur, la memoria colectiva se nutre de la reinterpretación, y es precisamente esta capacidad de adaptación lo que permite que la festividad siga siendo relevante. Las comunidades mexicanas han sabido incorporar nuevas influencias sin perder la esencia de su celebración, lo que demuestra la vitalidad de la tradición y su capacidad para mantenerse vigente en el imaginario social.
El Día de Muertos, entonces, no es una mera costumbre heredada, sino una práctica que refuerza la identidad cultural de México y reafirma la importancia de la memoria colectiva. En palabras de Gadamer, el diálogo con la tradición no es un simple eco del pasado, sino una interacción viva que nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos y a nuestra historia. Así, cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos no solo recuerdan a sus difuntos, sino que también celebran la continuidad de su cultura y la permanencia de sus valores en un mundo en constante cambio.

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