El Despotismo Represor y los Partidos Políticos
El Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1965-1970)
El signo del sexenio fue la mano de hierro. Con Díaz Ordaz se mantuvo la estabilidad económica, el crecimiento sostenido y la desigualdad social. Hablamos del “milagro mexicano” que en lo político aplicó una disciplina a rajatabla. Estamos en la cúspide del autoritarismo posrevolucionario, donde la represión apagó el malestar popular sin miramiento alguno. Este fascículo examina el tono intolerante de un gobernante refractario al reclamo ciudadano. La cerrazón que vivió un movimiento de médicos por reivindicaciones económicas, y la dura represión contra estudiantes en Tlatelolco, ejemplificaron un orden autoritario que sembró el germen de la inconformidad, sobre todo entre las clases medias. También abordamos el papel de los partidos políticos bajo un sistema que excluyó la libre participación social para asegurar la perpetuación de la hegemonía priista. Fue una verdadera paradoja. Por garantizar la estabilidad en el corto plazo, abriría los cauces para profundos cambios en las décadas venideras.