Rancho El Puerto 400 años de historia Ciénega de Flores N.L. 1624-2024
Rancho El Puerto
Por: Rafael Ríos Cazares.
En Ciénega de Flores existen muchos lugares emblemáticos, pero hay uno que destaca por su historia y legado: el rancho El Puerto. Este rancho posee una rica historia que se remonta 400 años atrás, cuando Alonso de Treviño recibió mercedes en 1624. Las tierras que hoy conocemos como rancho El Puerto se encuentran en la comunidad de Melchor Barrera, ya que Barrera, yerno del capitán Alonso de Treviño, le compró diez sitios de ganado. La primera mención en los archivos del rancho El Puerto data de 1869, en las estadísticas municipales, y sabemos que desde tiempos remotos estas tierras han sido propicias para la cría de caballos.
El terreno del rancho El Puerto ha sido propiedad de la misma familia durante los últimos 115 años, desde que el coronel Pedro Chapa Cisneros registró su compra en 1909. El coronel Pedro Chapa fue un militar destacado, no solo en la historia de Ciénega de Flores, sino en la de todo México; su carrera comenzó erradicando el bandolerismo junto a su tío, el general Ponciano Cisneros Quiroga, además de participar en el movimiento revolucionario.
Tras la muerte del coronel Pedro Chapa, el rancho El Puerto fue heredado a su hija, Aurora Chapa Treviño, y su esposo, Alfredo Montemayor Chapa. Cabe mencionar que don Alfredo Montemayor fue un comerciante muy hábil y alcalde del municipio de Ciénega de Flores en 1927, a quien se le atribuyen numerosas obras benéficas para nuestro municipio.
En 1970, don Ángel Antonio Montemayor Chapa compró a su madre, Aurora Chapa, las tierras del rancho El Puerto. Don Ángel fue un destacado avicultor y pionero de los primeros gallineros modernos, que se convirtieron en ejemplo en el estado. En muchas ocasiones, el rancho El Puerto fue visitado por personas interesadas en aprender sobre avicultura. Don Ángel estaba casado con Gloria Treviño Ainley, y tuvieron tres hijos: Ángel Antonio, Jorge Alberto y Gerardo Javier Montemayor Treviño.
El actual propietario del rancho El Puerto, Jorge Alberto Montemayor Treviño, ha revolucionado el lugar, impulsando la ganadería de registro e introduciendo animales exóticos. Además, ha contribuido significativamente a la reforestación del rancho con especies nativas, propiciando una mejora en la fauna y flora local. Hoy en día, el rancho El Puerto ha evolucionado de una granja avícola a una propiedad con infraestructura impresionante: caballerizas de primer nivel, una casa de cazadores muy cómoda, un campo de golfito, un hotel para perros llamado Loma Bonita, una casa de trofeos y una presa con muelle de pesca, todo diseñado y decorado meticulosamente por su propietario don Jorge Montemayor. Actualmente, Jorge Alberto Montemayor González, con el mismo amor por el rancho que su padre, ha llevado el rancho El Puerto a nuevos niveles mediante la práctica de la ganadería regenerativa y el uso de redes sociales, donde comparte el día a día del trabajo en el rancho.
Visitar el Rancho El Puerto es una oportunidad inigualable para conocer la cultura de trabajo y la pasión por la tierra, y quedar maravillado con los majestuosos paisajes del noreste. Los coloridos atardeceres y los amaneceres, acompañados de una buena taza de café, son experiencias que quedan grabadas en la memoria. La belleza de los animales, como el venado cola blanca, el pavo real, el blackbuck, los berberiscos, los hermosos caballos y el imponente brangus rojo, que pasta con una gracia única, es indescriptible, por mencionar algunos. Recorrer el rancho en motos, explorando cada rincón donde cada árbol, cada piedra y cada lugar cuentan una historia, es emocionante. Incluso en los días más calurosos, la casa de cazadores ofrece un refugio cómodo y reparador. Este y muchos otros detalles reflejan las atenciones de sus propietarios, Jorge Alberto Montemayor Treviño y su distinguida esposa, Norma Concepción González Elizondo. Además, destaco las muchas atenciones del personal del rancho que hacen de cada estancia una experiencia maravillosa.
En un monumento dentro del rancho se encuentra grabada la frase: "La Tierra no la heredamos de nuestros padres, la tenemos prestada por nuestros hijos". Bajo este concepto, rancho El Puerto no solo figura como un rancho ganadero común, sino como una verdadera filosofía de vida, honrando a sus ancestros y cuidando con gran cariño la flora, la fauna y la tierra que los ha visto crecer.