Cuando todo se rompe
Javier Núñez escribe cuentos con la paciencia, la minuciosidad y la devoción de un artesano. Cada uno es una pieza única, montada con una prosa musical y morosa, que no le teme a la reflexividad, ni a los riesgos, ni a los giros poéticos. Precisas máquinas de hacer ver, sus cuentos muestran lo que deben mostrar, en el momento justo, y después callan, también en el momento justo, dejando en el lector esa incómoda y satisfactoria reverberación que solo pueden suscitar los grandes cuentistas.