El estupor de la filosofía
El estupor de la filosofía
El “otro comienzo” no es un comienzo intencional: aparece, si aparece, sin razón, “sin por qué y sin para qué”. El hombre sólo puede, en lo abierto, preparar su posible aparición. En la mística, en la teología, en la filosofía y en el arte existen puntos, palabras, párrafos, que hacen señales. Tal vez en esas señales habría que “cavar” (como propuso Mallarmé refiriéndose a los “versos”); cavar en los textos, en los poemas, en las pinturas, en la música, en uno mismo… no buscando “algo” sino tratando de abrir la posibilidad de lo imposible, de lo trascendental, del silencio.
Oscar del Barco