Poquita fe
‘Poquita fe’ tal vez sea el libro más personal de Robin Myers. Sin embargo, el adjetivo “personal” no es aquí el típico cliché del discurso editorial, sino la indicación de un proceso: el de una voz que va aceptando un cuerpo y una vida, aunque ninguno de ellos le pertenezca del todo, ni de manera excluyente. Porque a esa nueva necesidad de hablar desde sí misma, desde una vivencia, se le sigue anudando la voluntad de hablar por cualquiera, central para la poesía de Myers. Donde la costumbre impone silencio, ella pone oído y voz: un animal huérfano, una madre soltera, un vecino incívico, alguien a punto de dar a luz, alguien que se automedica y sufre. En esa tensión entre lo uno y lo múltiple —que lo es también entre dos tradiciones poéticas: la impersonalidad estadounidense y la prodigalidad latinoamericana— se construye un libro que anuda lo político y lo íntimo, los paisajes y los interiores. Tengo miedo de ser un mal huésped en el mundo, dice uno de sus versos, pero al leerla entendemos que pocos huéspedes albergan tanto mundo como ella.