Visión de Geroncio
En esta visión (o sueño visionario) en clave romántica, John Henry Newman traza un diálogo poético, un verdadero ars moriendi, entre el alma del hombre cualquiera (pero envejecido, un “Geroncio” que agoniza) y su ángel guardián, quien, durante el viaje a la otra vida, la guía y la instruye, entre letanías e himnos, y la defiende de los demonios que salen al acecho. "Visión de Geroncio" (escrito “por casualidad”, según el autor, en 1865) es el primer poema que, después de Dante, explora a cabalidad el proceso de purga, ese “fuego sin luz”, sin tiempo ni espacio, que traspasa el alma y la prepara para encontrar a su creador.