De algún modo pasa desapercibido
Poemario. Como escribe David Granados, ante la falta de una toalla, un
cepillo de dientes, unos labiales y algunos perfumes que debían estar ahí donde
su presencia los había vuelto habituales, pero que han desaparecido del devenir
cotidiano por culpa de los oficios de la ausencia. Lo cierto es que ya aprendimos a
conmovernos. Y ya que se ha agudizado en nosotros la conciencia de la ausencia,
es la hora de poetizar sobre esa no-presencia, sobre la manera en que nos duele
y nos transforma. Y el poema, labrado sobre elm hueco de aquello y de aquellos
que nos faltan, brilla por su dignidad y su ternura, por lo mucho que puede
iluminarnos. La ausencia nos ilumina porque nos hermana. Por eso los poemas de
David Granados conmueven, por la voz lánguida y dulce que vuelcan sobre esa
oquedad universal, sobre lo que fue y ya no, y lo que pudo ser y lo que no será.