La luz siempre regresa
Iraida Ginarte destruye aquí los lugares comunes de la lamentación y funda un orden secreto de alegrías extrañamente cimentadas en la aridez de la pérdida. Aquí están su padre y su infancia, transfigurándose en aleteos de pájaros o en buganvillas que enamoran al viento. La muerte siempre perdona a quienes comprenden sosegadamente su oscuro esplendor. La luz siempre regresa, lector, cierra los ojos y verás su delicado incendio.
Evelio Traba.