Cultura de paz
De la ley al ser humano
El rompimiento de paradigma que estamos viviendo en nuestro país con la reforma constitucional en materia de derechos humanos nos ha llevado a analizar hasta dónde, la sociedad, por un lado, y, por el otro, los operadores jurídicos en esta materia están preparados para poder empezar a trabajar en la aplicación del principio pro homine, partiendo de que el eje rector es el ser humano y su columna vertebral es la dignidad humana, que no es otra cosa que un principio básico y fundamental que parte del reconocimiento recíproco en el momento de interactuar, donde los valores morales se vean reflejados en el respeto mutuo basado en la libertad e igualdad.
Cuando hablamos del control constitucional, nos lleva a ver cómo pasamos del mero control de la norma y la adecuación, al ámbito axiológico para garantizar los derechos fundamentales y su aplicación práctica, y ponderar valores, principios y derechos haciendo con ello un texto legislativo que responda a las expectativas y necesidades de las personas y de los grupos sociales con los que se interactúa.
Si partimos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), donde se señala que en México no se denuncian más allá de siete delitos de cien que se cometen, es un indicador que nos hace reflexionar si la aplicación de la legislación vigente ha logrado generar confianza entre la población; y después, cuando se hace un análisis de por qué la gente no se presenta a denunciar y su queja principal es contra los operadores jurídicos, se puede interpretar entonces que son las personas las que hacen que el sistema no funcione.
De este modo, si hacemos un análisis de qué es lo que buscan las personas cuando acuden a los órganos de procuración y administración de justicia, es evidente que: encontrar una alternativa de solución a los conflictos que enfrentan; lo principal es ver cuáles son las causas que generaron esas diferencias, y al final del proceso, es resolver aplicando qué es lo justo para cada uno de ellos; así, entramos en el lado axiológico del sujeto.