Reseña

La fuerza de Saber Mirar siempre estuvo en el acto mágico que supone acercar el arte a las aulas, específicamente el cine. Hacer que los profesores volviesen a ser estudiantes que se divierten y juegan con la luz y la representación. Los docentes se apropiaron y amplificaron su mirada; desde ese lugar promovieron el uso de las imágenes y sonidos enriqueciendo sus secuencias didácticas y acompañando a sus estudiantes a desarrollar aprendizajes significativos que ampliaron sus horizontes.

En estas páginas se encuentran expresadas, en las palabras de algunas y algunos de quienes propusieron, diseñador e implementaron ese modelo, las experiencias y vivencias de Saber Mirar, que tiene como principal motor el supuesto de que acercar el cine a la educación invita a mirar con nuevos ojos, a renovar el entusiasmo, a incentivar la curiosidad, a encontrar y crear sentido y significado en cada encuentro con cada estudiante, con cada visionado, con cada recreación que posibilita otras interpretaciones, que estimula la imaginación y la creación de otras formas de vincularnos, de otros modos de pensar y sentir, de convivencias más sanas y horizontales.