El arca de la palabra
En el relato bíblico, los animales comparecen ante el hombre para que este les dé nombre. La palabra resulta ser, de este modo, el primer arca, un arca invisible pero sonora que acoge y ampara a los vivientes. ¿Cómo es que puede hacerlo? ¿Y con qué fin? ¿Hasta qué punto esta acogida del mundo pone de manifiesto la esencia de la palabra? La palabra humana posee múltiples dimensiones, más allá de la simple capacidad de enunciar. Por eso esta obra aborda sucesivamente la presencia del cuerpo entero en la voz, la hospitalidad de la escucha y las distintas maneras en que podemos guardar silencio. Para hacer justicia a la diversidad de estos actos es preciso apelar al testimonio de los filósofos, pero también al de los poetas y los místicos. Ninguna voz habla sin dialogar. ¿Pero se trata sólo de acoger el mundo y su belleza, o podemos tratar de ofrecerlo mediante la alabanza?