Reseña

Este libro no es solo una recopilación de poemas o reflexiones; es un tributo profundo a la identidad de Los Cabos y sus alrededores. Las huellas de los misioneros jesuitas, las voces de los pericúes y las historias de generaciones enteras resuenan aquí como campanarios que repican en el presente de nuestras nuevas generaciones. Cada verso y cada línea narrativa ―poesía conversacional― abren una puerta hacia un pasado que, lejos de desvanecerse, persiste, reclamando su lugar en el presente y exigiendo su preservación para el futuro.

A través de imágenes poéticas, los esteros agonizantes denuncian las heridas infligidas por la modernidad, mientras comunidades rurales como Miraflores y barrios como El Tildillo brillan en su cotidianidad. Las manos campesinas, las historias compartidas al calor del fogón y las melodías de guitarras evocan un arraigo que trasciende el tiempo. Estas narraciones, lejos de ser solo recuerdos, son fragmentos de un legado que se resiste al olvido.

En composiciones como «El Estero», el clamor de la naturaleza herida se levanta como un grito por la justicia ecológica. En otras, como «Agua Caliente eres», los paisajes de comunidades rurales se convierten en escenarios de tradición y arraigo. Cada texto nos transporta a lugares emblemáticos y nos recuerda que la esencia de un pueblo reside en su capacidad de preservar lo que realmente importa.

Valentín Castro, con su sensibilidad y maestría literaria, logra inmortalizar no solo los paisajes que lo vieron crecer, sino también el alma de su tierra y su gente. Su obra es un puente entre generaciones, como antes señalé, también un canto que celebra las esperanzas sembradas bajo cielos infinitos y las luchas cotidianas de quienes trabajan por un futuro mejor. En su pluma, Baja California Sur no es solo un lugar físico, sino un ente vivo que habla a través de sus palabras, recordándonos que las historias que contamos y las memorias que preservamos son las que realmente perduran.